Lo que nosotros conocemos como café es la semilla del fruto de la cereza de café. Hay diferentes tipos de variedades, pero los más comerciales mundialmente son el arábica y el robusta, los cuales cada uno contiene unas características diferentes y los cuales se pueden mezclar entre ellas para poder obtener diferentes sabores y aromas, dependiendo del gusto del consumidor.
Café Arábica:
El café Arábica es originario de las mesetas etíopes. Crece entre los 600 y los 1700 metros, medida entre 3 y 6 metros y sus hojas ovaladas y de color verde brillante pueden alcanzar los 10 cm de largo. Sus flores son blancas, pequeñas y de perfume parecido al jazmín. Empieza a dar fruto 4 años después de ser plantado, cerezas primero de color verde, hasta transformarse en intenso rojo a su plena maduración. El cafeto es muy sensible a los cambios climáticos y las plagas y requiere muchas atenciones, y también por este motivo se suele plantar en alturas elevadas. Da cafés de calidad, de tazas limpias y aromáticas y de buenos post-gustos. Tienen un porcentaje de cafeína de entre 1,2 y el 1,8%. Brasil es el principal productor de esta variedad.
Café Robusta:
El café Robusta, originario del centro y sur de África subsahariana, crece a menos altura, entre los 200 y 800 metros y es más resistente a las plagas y enfermedades, más fácil de cultivar y su rendimiento por planta es superior, y por lo tanto es más barato de producir. Tiene un perfil en taza inferior a arábicas, más llano, terroso, más amargo y poco aromático, es también menos digestivo. Contiene entre el 2,1 y el 2,6% de cafeína. Se utiliza en mezclas (blends) con cafés arábicas para dar más fuerza, consistencia y crema. Vietnam es su mayor productor mundial.